lunes, 28 de enero de 2013

La caída de los ídolos


La caída de los ídolos

Delphina Tonnard (Erasmus)
“Los Encargados”,  de Jorge Galindo y Santiago Sierra.
Galería Helga de  Alvear.  Del 17 de enero al 2 de marzo 2013.

            En anticipo, un primer contacto con el material primario de este proyecto que han llevado ambos controversiales artistas Jorge Galindo y Santiago Sierra : los retratos del rey Juan Carlos I y de los seis presidentes de la democracia española, -Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy- boca abajo. En otras palabras,  “los (dichos) encargados”.
            El aspecto sobrio de estos cuadros monumentales de pintura acrílica en blanco y negro, no solo aumenta la dimensión estética fría de retrato oficial o de fotomatón, sino también, subraya sus disposición inhabitual y sumamente irónica.
            Lo que podríamos designar como un “ramillete del poder político español” empapela las paredes de la famosa galería Helga de Alvear, cuya dueña ha querido producir la totalidad de la obra, y así involucrarse como mecenas de un discurso polémico sobre la situación socio-política e económica en país ibérico.

            El alcance sarcástico del conjunto pictórico culmina en el vìdeo, proyectado en la sala adyacente: sietes mercedes negros desfilan lentamente sobre la Gran Vía en Madrid, cargando un retrato cada uno, ahí también dados vuelta. En fondo sonoro, uno de los màs populares cantos revolucionarios, “A las barricadas”, escrito por el poeta anarquista Valerio Orobon Fernández, en 1936, para luchar contra el golpe de estado de Franco.
            A lo largo de la proyección, el énfasis revolucionario se vuelve màs y màs conmovedor, gracias a la música in crescendo que ritma lo que aparece como un lúgubre y risible cortejo fúnebre. La variedad de posiciones focales combinada con juegos de espejos -la pantalla se divide en diferentes partes- contribuye a guiar la mirada del espectador y entender el propósito de tal performance. De manera evidente, Galindo y Sierra invitan a la revuelta y a la indignación, a través una experimentación muy simbólica del espacio pùblico, es decir, la calle.
            De hecho, este desfile concierne íntimamente a la historia española y, màs aùn, a la historia revolucionaria mundial. Galindo y Sierra sientan inequívocamente en el banquillo a los responsables del derrumbe económico español; lìderes incapaces de responder a las necesidades de la población, como el papel político debería impedirlo. “Los encargados” son los acusados de un juicio improvisado por cual el espectador actúa como juez.

            Con sutilidad, humor (negro), y eficacidad, los artistas comprometidos, han organizado la exhibición de figuras conocidas, reutilizando el culto de la imagen tan explotado en el campo político. En el caso extremo de dictadura por ejemplo, se puede notar una idealización de la imaginería alrededor del líder. Pensemos a la propaganda de Stalin, Mao, Hitler, pero también de los políticos de la democracia –como lo muestra esta exposición- que no dejaron de sacar provecho de este medio de comunicación y de seducción, para manipular mejor la opinión publica. 
            De un gesto muy simple, el de poner los retratos al revés, Galindo y Sierra logran transmitir un mensaje accesible a todos : los políticos contemporáneos no pueden mas engañarnos con agradables imágenes. Este gesto, junto a la investigación de la calle, devuelve al sistema político actual, la Republica democrática, su primer sentido : la cosa publica (res publica), y el poder del pueblo (demos kratos).
           
            “Los encargados” es una exposición que grita por la libertad y los derechos del ciudadano a protestar contra los abusos. En las líneas evidentes del discurso a dimensión política, los diferentes soportes y huellas del perfomance también tratan de construir un discurso estético : ¿como transcribir una experiencia temporal dentro el espacio de la galería ? ¿Como hacer reaccionar y realizar a través pintura, video, y fotografías? ¿Cómo siempre reinventar el vinculo entre arte y política?


           
            

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