“Lázaro Galdiano, Levántate y Anda”
Bernardí Roig: El coleccionista de obsesiones
Museo Lázaro Galdiano
24 de enero al 20 de mayo del 2013
Itzíar Ramos Ricoy
Digamos que si extraordinariamente despertara
el señor Lázaro Galdiano (1862-1947) en
su majestuoso palacete de Serrano, nos resultaría ya severamente complicado explicarle los cambios producidos en la sociedad desde que falleció en 1947, como para
justificar el por qué de la convivencia temporal de la muestra de Bernardi
Roig con su eterna colección de arte. Pero no dramaticemos, seguramente existan
personas hoy en día que acudan de visita al museo sin conocer que allí se entremezclan
aquella muestra con la permanente, provocándoles así a muchos un cierto tipo de
crisis artística, o quién sabe si un sentimiento de grima o desagrado.
Podríamos
quizá narrar al viejo coleccionista Lázaro tras su despertar, una de las frases que el comisario
de esta misma exposición, José Jiménez, ha
relatado sobre otra exposición denominada Juegos
de Lenguaje, Una Introducción al arte de Nuestro Tiempo: “ cada artista
elabora los criterios de significación de sus obras, elabora un juego de
lenguaje, cuyas claves deben ser desentrañadas para poder interpretar sus
intenciones y sentidos. Esa diversidad, compleja y plural, de juegos de lenguaje, que deben ser
entendidos como representaciones de formas de vida, constituye el núcleo del
arte de nuestro tiempo. Tan intenso, variado y complejo como el mundo en el que
hoy vivimos.”
Aquella
“diversidad, complejidad y pluralismo” que caracterizan los juegos del lenguaje,
también podrían encontrarse en cierto modo en la definición dada por Walter
Benjamin sobre la profusión de los impulsos de los diversos tipos de
coleccionistas que podríamos declarar como: “pluralidad, dispersión e
intensidad”, que a su vez buscan “conservar, adquirir y atesorar” una serie de
bienes que ayudan a perpetuar la memoria
y las experiencias vividas.
Encontramos
pues que como diversas formas de contar tienen los Nivkh o Nivjis del Este de
Siberia, diversas formas de obsesión son las que amenazan a las personas. Lo
que en algunas personas podría considerarse una obsesión convertida en un futuro
acierto, sin embargo a otras podría suponer el ingreso en un Sanatorio
Mental, como fue el caso de Abby Warburg (1866-1929), quizá unido a su
enfermedad, su obsesión por los símbolos, como el de por la ninfa de
Botticelli, y por la “supervivencia de lo antiguo”.
“La única forma es
ponerlas a bailar, y evitar así que esas ideas nos aplasten” fue pronunciado
por el artista Bernardi Roig en una entrevista sobre su exposición Shadows Must Dance. Un consejo apropiado
para personas con obsesiones, como en el caso de Aby Warburg y su conferencia
de 1923, según la cual Roberto Calasso apunta que le supuso una especie de
Katharmos o catarsis sobre aquella obsesión, algo que podría acercarnos a la colección del caballero Galdiano.
Esta
obsesión que trata el artista Bernardí Roig, es definida desde su experiencia
como pintor, escultor y como configurador de instalaciones complejas,
conociendo bien su destino, aunque el espectador no lo tenga tan claro. Las
esculturas realizadas en resina de poliéster, se conforman como esculturas lumínicas
e incluso sonoras en algunos casos.
La
muestra diré finalmente que se encuentra conformada por quince obras, cada cual
situada en un espacio estratégico para su resultado final. En el jardín podemos
encontrar tres obras, dos de ellas formaron parte del Proyecto BLOW UP (Prácticas
para ocultar un cuerpo (el cadáver), [2009] y Ejercicios para parecerse a Fabio
Zanchi, [2009]), estas obras destacan por su ilusionismo y contraposición, una
se encuentra levitando arriba y sin embargo la otra enterrada abajo, son dos
obras que acaban por camuflarse. La tercera en discorida, Prácticas para ocupar
el jardín de la FLG, [2012] fue producida con la ayuda del Ministerio de
Educación, Cultura y Deporte y se acompaña de un mítico foco de luz.
Al
interno del museo encontramos el resto de las obras, BLOW UP (The Book), [2011],
como un objeto de coleccionista que acapara las fotos realizadas a la misma
exposición en la que se expuso, digamos un espejo ante un espejo. Acteón
devorado por sus perros (el sueño de Diana), [2012], donde se codifica la escena
más placentera y nos hace posicionarnos como voyeurs. De espaldas a nosotros: An
Illuminated head for Blinky P.(the gun), [2010], la posición de su mano a forma
de pistola acaba por darle el título, y altera nuestro rumbo en el discurso
museológico tradicional.
La
invisibilidad de la memoria, [2012], se revela una voluntad de recobrar un
tiempo pasado, donde el coleccionismo podría ser un arma de valor incalculable,
y que bien conocía el propio Lázaro. La “invisibilidad”, al igual que la "memoria", también será fundamental en su concepción de la obra, donde en Ejercicios de
invisibilidad, [2012] dispondrá a un “ente vagante” en el interior del museo. Impedida su visión no sólo por llevar los ojos casi tapados, si no por esa luz “cegadora”
y la capacidad nula del "ente" de poder abarcar toda la colección e interiorizar más
imágenes. Bernardi Roig, sin embargo no quedará exento de esta colección, si no que
él mismo se convertirá en uno más de esta especie, prueba de ello será Depósito
de imágenes, [1988-2012].
Antes
de finalizar me gustaría poder plantear: ¿Qué se creo
antes el huevo o la gallina? Quiero decir, ¿se fueron configurando y adaptando
las obras una vez conocido la disponibilidad de los espacios, incluido el del
túnel, o fue surgiendo todo según por comodidades? Porque la obra Ejercicios
para desocupar el cuerpo, [2012], y su idea de las armaduras y el molde como “limitadores" de un vacío o una
ausencia, me parece que “viene al pelo” para la exposición, pero es quizá algo
forzoso. En cualquier caso, la idea de esta sala le da un toque distintivo y
para aquel que lo comprenda acabará por marcar su mente a la hora de observar
una armadura.
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