“El coleccionista de obsesiones”
por Bernardí Roig.
Galería
Lázaro Galdiano – 25 enero al 20 mayo de 2013.
Cintia
Cantos Carrascosa
Con esta exposición el
artista mundialmente conocido Bernardí Roig, reformula y reinventa el concepto
que tenemos asociado a la palabra “colección”, ya que la idea central de la
muestra es el diálogo del artista con lo que significa una colección.
En nuestros años el
arte es uno de los mercados que más dinero mueve y genera anualmente, debido a
esto podemos decir que es muy común es encontrar propaganda sobre exposiciones,
campañas de muestras que se van a realizas; otras veces oímos en las noticias
la realización de una compra o venta en subastas de cuadros y colecciones de
arte que valen una fortuna, intercambios y prestamos de piezas entre museos y galerías
del mundo, etc.
Pero es algo arraigado
en nuestra sociedad asociar la palabra arte a obras de pintura, o escultura, no
se consigue ver a primera vista y pensar que el arte puede englobar muchas más
cosas.
Por ello al igual que
el arte contemporáneo busca la ruptura con el arte clásico y las bases
preestablecidas en él, en esta exposición busca conseguir un cambio para entender
la palabra colección, tanto el artista como el comisario José Jiménez intentan
a través de esta muestra establecer en la retina de los visitantes la imagen
primaria de que las colecciones no son un conjunto de cuadros u esculturas,
sino que pueden ser tal y como define el nombre de la exposición una colección de
obsesiones.
Según palabras del
artista explica que sus obras “dialogan con el espacio que ocupan, ya que con
su presencia activan el lugar. Se disponen en función de la arquitectura y sus
elementos; los suelos, las esquinas, las columnas y la luz. La idea es que esa
presencia en el espacio sea capaz de crear el vacío para que así los límites de
la obra sean los límites del espacio que la contiene”.
Esta es una de las características
del arte tan personal Bernardí Roig, aunque hemos de puntualizar que esta no es
la primera obra en donde sus obras se funden o amoldan al espacio donde son
expuesta, y no hay más que mirar un poco a sus otras exposiciones individuales
donde vemos que sigue el mismo patrón como por ejemplo en Walking on Faces o Seoane.
Bernardí Roig es muy
cuidado con sus obras, y debido a que busca ese amoldamiento con la
arquitectura del lugar, la perfección entre obra y espacio, donde se van a ir
arquitrabando es muy cuidadoso con los emplazamientos que elige, por eso que
tengamos que hablar del Museo Lázaro Galdiano, lugar que escogió para llevar a
cabo la obra.
Esta fundación se creó
en memoria de uno de los grandes coleccionistas españoles Lázaro Galdiano quien
tenía por lema que buscaba “una colección de colecciones” y es por este
pensamiento que el artista se identifica con el pensamiento del difunto Lázaro
Galdiano.
El comisario encargado
de la exposición es comisario José Jiménez quien afirma que “el trabajo de
Bernardí Roig, es el espejo diseminado de los espacios de la Fundación Lázaro
Galdiano, (...) permite a nuestra mirada y a nuestra sensibilidad introducirse
en la amplitud de registros que implica el coleccionismo, del deseo a la
memoria, de la lucha humana con el tiempo a su plasmación en obra de arte”.
El artista consigue dar
vida a la fundación, no solo por ser la primera vez que la fundación recibe una
fundación de un artista vivo, sino porque al interactuar las esculturas,
pinturas, luces y videos que usa Roig da vida a la fundación como si fuera un
ente que siente, ve, dotándola de sentidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario