jueves, 24 de enero de 2013

Esquela para la democracia española.


Los encargados. Jorge Galindo y Santiago Sierra.            
Galería Helga de Alvear. 17 de Enero - 2 de Marzo del 2013.      
Alicia Ruiz Muñoz.          

                Parece que por fin los españoles se han dado cuenta; nuestra ejemplar democracia no es más que una construcción tipificada con la que poner buena cara a una sociedad insostenible que, durante sus menos de 40 años, no ha hecho más que negarse a sí misma y revelarse como verdaderamente es, un potente arma de control social en el que prácticamente todo vale, desde la mentira hasta la corrupción pasando por el empobrecimiento cada vez más alarmante del pueblo.               

                Muchos españoles se niegan a continuar con esta farsa y en los últimos años se ha despertado un sentimiento de lucha e indignación colectiva que ha llevado a todo tipo de ciudadanos a verse implicados en acciones hasta el momento inimaginables. Desde la acampada del movimiento 15M hasta la ocupación del Hospital Universitario de la Princesa, estos movimientos han creado imaginativos modos de visualización y vías de difusión masiva a través de las redes sociales llegando a cualquier parte del mundo. Si algo caracteriza a esta nueva situación de lucha social es su alcance visual, mediático y su gran capacidad para reinventarse. Tras años de silencio, algo ha despertado a pie de calle.        

                En este momento, el arte debe manifestar la situación actual de una sociedad en crisis ya no sólo económica, sino una crisis de credibilidad política aún mayor. El arte ha sido siempre mayoritariamente político, de una forma directa o indirecta siempre ha tenido una intencionalidad más allá de lo meramente estítico y decorativo. Como reivindicación social ha sido en numerosas ocasiones un importante aliado, una gran lección de ello podemos observarla en la actual Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina (MNCARS). España vive ahora lo que Latinoamérica sufrió hace años, mostrando en auquel momento el más brillante despliegue artístico-revolucionario en sus calles.  

                La obra de Jorge Galindo y Santiago Sierra, Los encargados, presentada en la Galería Helga de Alvear el 17 de Enero, nos habla de una denuncia directa hacia los verdaderos responsables de la crisis económica española. Se trata casi de un híbrido entre marcha fúnebre y aquellos desfiles de Hitler sobre uno de sus Mercedes marca que, por cierto, transporta cada una de las imágenes de los presidentes españoles junto con el rey a lo largo de la Gran Vía madrileña. Sin embargo, hoy nadie se detiene para aclamar a estos líderes muertos.     
Los encargados es el retrato perfecto de nuestra España, una país que en los últimos años no ha hecho más que ver cuestionada la credibilidad de altos cargos, políticos y miembros de la casa real. Al margen de todo ello, estos personajes en rara ocasión se han visto severamente repercutidos y han ido así aviando la llama de la indignación de una sociedad que no está dispuesta a seguir cargando con la culpa de otro. Quizás esto sea lo que los artistas consideran necesario, una forma de flagelación al más puro estilo del paso barroco o tal vez debamos comprenderlo como un dedo acusador que señala sin ningún tipo de reparo; “la culpa es vuestra”.    

                Más allá de la impactante imagen de fantasmagoría que la obra suscita, lo que yace en su trasfondo es una idea claramente revolucionaria a la par que dramática (para ellos) pero esperanzadora (para el resto). Aunque oficialmente solo uno de ellos ha fallecido, Galindo y Sierra oficiaron una sepultura colectiva en el centro de consumo madrileño el pasado Agosto. La acción nos da a comprender que por mucho que ellos sigan ahí, su presencia ha sido superada, se encuentran derrocados y, a la par que suena la varsoviana, el pueblo avanza poco a poco mientras la popularidad de nuestros líderes se desploma hasta el infinito.          

               



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