miércoles, 23 de enero de 2013

Hablábamos de Duchamp...


Jorge Gómez Sierra
Crítica sobre la exposición Los Encargados
(Galería de Arte Helga de Alvear; C/ Doctor Fourquet, nº 12)

Hablábamos de Duchamp…
El título puede anticipar la idea, y es que una de las primeras cosas que se me paso por la cabeza al conocer la obra de Jorge Galindo y Santiago Sierra es un factor repetido infinitud de veces en la Historia del Arte, hablo de lo controvertido, de la utilización de la obra de arte como algo revolucionario, político, polémico, atrevido, sencillamente nuevo.
Mencionar la palabra “Duchamp” tiene una clara connotación, recopila todas las cualidades que anteriormente he citado. Este genio dadaísta –o como le queramos llamar o etiquetar- fue pionero, marcó unas pautas y despejo muchas vías artísticas. Sembró el “pánico” entre los críticos de la época, que quedaban perplejos ante un retrete concebido como objeto artístico. Tal descaro desde luego no dejaba a nadie indiferente. Los nuevos conceptos que el artista francés (nacionalizado estadounidense) planteaba en sus obras, supusieron un legado perfectamente asimilado por infinitud de artistas hasta nuestros días. Pero sin duda yo haría hincapié en el deseo de innovar polemizando, retando y cuestionando al sistema tradicional y académico establecido.
De este modo tornamos al origen del asunto. Volvemos ante Galindo y Sierra, dos artistas madrileños que sin duda nos proponen un granito de Duchamp a la hora de trabajar. Nos dejan ver la herencia de este y otros artistas revolucionarios, quizás  no de forma directa pero si indirectamente. Los Encargados es una exposición de pocos colores, más bien gris, que solo con su denominación nos transmite algo, un descontento o una crítica llevada a cabo mediante una amalgama artística que aúna fotografía, pintura, videoinstalación y performance, ¿se trata de un arte total?
Colgados en la sala principal aparecen siete cuadros que vienen a ser retratos de los seis presidentes de nuestra actual democracia, además de un retrato de Juan Carlos I. Se trata de cuadros de grandes dimensiones invertidos en su colocación. Esto causa impresión, de eso no hay duda, y además nos alerta de algo, del gusto o deseo por innovar; que es una constante y una premisa básica a la hora de abrirse camino en este mundo. Es algo muchas veces dado por hecho pero que marca la diferencia entre el artista y el no artista.
Sin embargo, la crítica no queda sepultada en la pintura, es una crítica muy completa llevada a cabo en varias facetas. Es palpable el partido que se ha sacado a cada medio artístico. La pintura nos facilita una visión a esta crítica política, pero hay más. En Los Encargados hay –como ya he dicho- otras vías de difusión del mensaje del artista, en primer lugar quiero recalcar el valor de la videoinstalación que siguiendo un orden lógico deberíamos verla después de entrar en la sala principal, donde están las pinturas. La videoinstalación proyecta un cortometraje donde estas obras han sido amarradas a siete coches que han desfilado por el centro de Madrid. El vídeo nos da más pistas, sobre todo mediante la banda sonora, la cual destapa un fuerte carácter revolucionario. A continuación, si subimos a la planta alta, nos hallamos ante una serie de fotografías que terminan de completar este modelo de arte combativo.
Antes planteaba una cuestión comprometida en referencia a la exposición; ¿debería ser considerada como obra de arte total?, quizá no, a pesar de poder reunir en un marco arquitectónico varias de las disciplinas vigentes en el arte contemporáneo. Ciertamente no fue creada por Galindo y Sierra con ese fin. Sin embargo, si se la puede considerar una crítica total, directa y renovada; conseguida a través del perfecto discurso entre estas disciplinas.

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