Bernardí Roig, “Coleccionista de obsesiones”
Museo Lázaro Galdiano. Del 25 de enero al 20 de mayo 2013.
Delphina Tonnard (Erasmus)
LOS DEMONIOS FANTASMAGORICOS DE BERNARDI ROIG
Días
enteros sin poder escribir. Leyendo, y leyendo, y triturándome el cerebro de
tanto leer sobre Bernardi Roig. Su obra
y pensamiento, sumamente interesantes, me superan, o por lo menos parecen
superar mi capacidad a establecer una critica digna de interés en 600 palabras.
Tomemos esta incapacidad como punto de arrancamiento. La dificultad de
expresarse y de comunicarse al mundo es, de hecho, un tema fundamental en el
trabajo del artista mallorquín que presenta actualmente su ultima exposición intitulada
“El coleccionista de obsesiones” en el Museo Lazaro Galdiano.
El
silencio angustiado, debido a las fallas y al carácter superficial de las relaciones
entre los seres humanos, es el sentimiento que nos puede transmitir la figuras
blancas que pueblan los jardines y salas de la Fundación. Reveladas por una luz
fría, cruda, cegadora, todas estas esculturas provienen de un mismo molde :
ojos cerrados, mueca de sufrimiento y de esfuerzo, pantalón caído y desabotonado,
descalzo, el torso desnudo, y una fisionomía lejana del canon de belleza, con
una pansa prominente y privado de cabello. Aunque el modelo original provenga
de su entorno cercano, el proceso de repetición de la misma silueta tiene como
resultado el anónima y la banalización de aquella figura. Podría ser cualquier
hombre, y cualquier hombre podría reconocerse en el ; como un “ciudadano de a
pie”.
De alguna manera, Roig presenta una colección de un tipo de figura humana -realizada en serie como clones- que se
convierte en el objeto de la reproducción técnica, a cual están sometidas las
obras de arte mas o menos desde un siglo, como lo analizo Walter Benjamín al final
de los anos 1930. El autor alemán considera que la desaparición del concepto de
obra de arte única tiene por consecuencia la muerte de su aura, es decir, el
poder de fascinación que impone una obra de arte. Sin embargo, Roig juega de
manera evidente con el propósito bastante radical de Benjamín en el hecho que
sus esculturas atraen tanto como repulsan : por un lado, todas corresponden a
una fuente de luz que llama la atención en el medio de la oscuridad, y luego
intrigan por el aspecto absurdo del personaje. Por otro lado, la luz blanca -como dice el artista en su entrevista con Yuriko Takahashi- “evita que el ojo se
acomode a la imagen”, y mantiene una distancia con el espectador. Aunque
sean atractivo, las esculturas permanecen inaccesibles y misteriosas. A través esta paradoja,
Roig evoca un drama y una frustración constante : la imposibilidad de conocer,
de sondear el alma de su semejante.
Los “fantasmas” de Bernardi Roig me
impactaron mas que todo por su acerba ironía : gracias a una escenografía que
distribuye las esculturas en lugares
inhabituales, y a las posiciones curiosas de las figuras mismas, el artista
logra perturbar no solo la percepción del espectador, sino también su
interpretación : la acumulación de pistas de lecturas puede trastornar el que
mira, sorprenderlo, y a lo mejor activar su imaginación. Sus trabajos Ejercicios para parecerse a Fabio Zanchi
(2009) y Practicas para ocupar el jardín
de la FLG (2012) son dos ejemplos de la investigación original que ha hecho
Roig con el espacio exterior de la Fundación : la primera escultura esta colocada sobre el tronco de un árbol, y
la segunda parce atrancada contra un ángulo del edificio. La citación a la película
Blow up de Antonioni (1966) es
evidente en la puesta en escena : ha pensado el recorrido del jardín como un juego de pista, en cual
los fantasmas se encuentran donde no los esperamos, y adquieren un alcance
mórbido mas aún pronunciado. Adentro, persisten en esta dimensión lúdica, comunicando a la vez con las obras antiguas de la
colección Galdiano, con la fisionomía del museo y el espectador. La interacción
de los tres (o cuatros) elementos es esencial : la proximidad entre arte
contemporáneo y moderno renueva la percepción de cada uno, propone una
reflexión sobre el espacio museográfico al mismo tiempo que una narración entre las obras, activadas por el visitante al pasearse entre ellas.
En mi punto de vista, el tema global de este trabajo -que se puede generalizar a toda la obra de Roig- son las contradicciones del ser humano. Y la principal seria la
tensión entre la vida y la muerte, Eros y Tanatos. Recordemos que “orgasmo” quiere decir
“pequeña muerte” por su etimología. Me divierta también que la palabra
“fantasme”, muy cercana de “fantasma”, quiera decir “deseo sexual” en francés.
Roig se preocupa de revelar lo que todavía permanece tabú en nuestra sociedad :
la pulsión sexual como parte esencial de nuestra animalidad y las consecuencias
que pueden tener estas sobre la consciencia -y el inconsciente-, que nos
diferencia justamente del animal.
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