Galería Max Estrella.
Del 31 de enero a abril 2013.
Ileana Magaña Márquez.
“Sin Título” fue la exposición de Jorge Perianés en la
galería Max Estrella que se inauguró el pasado 31 de enero, donde el artista
presentó sus obras, piezas con carácter conceptual y surrealista, con un
contenido de vaga diversidad temática, ya que en cada espacio de la galería las
obras no se unían ni llevaban una relación o una historia que enlazara a una
pieza con la otra en sí.
A la entrada lo primero que se apreciaba en el techo, eran
unas grandes piezas de concreto de volumen y peso amenazador que se combinaban
con fragilidad, debido a los delgados soportes. La fragilidad calculada e
inestabilidad crean un efecto de engaño y magia visual característica del
artista. Unas rocas eran sostenidas por estructuras metálicas y otras piezas
estaban incrustadas “casualmente” en los muros, creando una apariencia, como si
siempre hubieran estado ahí o como si ése, hubiese sido el fin de la
construcción, dando un toque estético singular y deconstructivo al diseño
interior de la galería.
Otra de las características principales de sus
obras, es el hombre y su acción. Sin embargo, el hombre figurativamente no lo
representa, sino la huella que deja a su paso, como la acción de abrir una
jaula para que se escape un pájaro, la acción de apagar un cigarrillo en un
espejo o el agua arrojada por “alguien” y que escurre en la superficie del
cristal. Y en otra de sus piezas, un bloque rectangular penetra un espejo
creando un juego de fusión y simetría en el cuál Perianés añade pequeñas piezas
de cristales en el piso para revelar la acción humana y romper con lo estático
de los objetos.
El concepto del ser humano sin humanos es
fundamental en su obra, lo que importa es la acción y reacción en los objetos.
La naturaleza y el hábitat, son otro tema
recurrente del artista. Un bloque de pared ha sido cortado y vuelto a colocar
como una pieza de rompecabezas. Y entre las ranuras, brotes de hierbas
enfatizan el contorno del rectángulo.
Por otro lado una escalera, da la impresión de
estar abandonada, ya que no lleva a ninguna parte, sólo flota inerte, esperando
a ser usada.
Sin embargo este conjunto de piezas, parecían estar ahí sin
ton ni son. Eran muy diferentes en cuestión de temática, materiales e
inspiración la una de la otra. No sé si fue intención de Perianés el crear ese
sentido del mensaje difícil de entender o parte de su característica
ambigüedad.
Por último, la parte más interesante de su exposición fue
una sala con copas de cristal, las cuáles seguían una línea surrealista y se
complementaban inclusive con una onírica y teatral iluminación que daba más
protagonismo a las piezas con sombras y brillo puntualizando su poesía y
trabajo meticuloso y narrativo en esos objetos mínimos y cotidianos.
El contenido de las copas, cabe mencionar un
excelente y limpio trabajo en resina, generaba la reacción física de tocar las
cosas y tener cautela, ya que daba
la impresión de que los líquidos estaban a punto de derramarse o los cristales por
quebrarse.
Los detalles hacen la diferencia, como la
mariquita posada en una copa y su reflejo simétrico en el interior. O la
pequeña bisagra que une un pedazo roto del
frágil cristal, así como la copa de cognac ladeada
sobre la superficie y a punto de escurrir su contenido.
Otro buen detalle que usó Perianés, fue en los pedestales
que sostenían las copas, jugaba con tamaños y alturas, eran huecos y esos los
hacía más vulnerables. Su función en el espacio era crear aún más la sensación
de fragilidad.
Estas piezas de las copas fueron las más rescatables de la
exposición, dejaban una esencia y la verdadera “alma de las cosas”.
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