Wilfredo Prieto- Galería Nogueras Blanchard- “Un café para Di”
Wilfredo Prieto se
abre en canal
La Galería Nogueras Blanchard tiene el honor de cubrir las
paredes de su sede madrileña con los inéditos bocetos del artista cubano
Wilfredo Prieto. Más de 100 dibujos de diversa índole, fecha y soporte, se
agrupan en esta novedosa exposición que muestra la cara oculta de este joven
artista.
Wilfredo Prieto, conocido por sus performances,
instalaciones y objetos, es en la actualidad uno de los artistas contemporáneos
con mayor proyección internacional. Sus obras, algunas convertidas ya en
verdaderos iconos del arte contemporáneo, surgen de ideas que, como él mismo
reconoce, no crea sino descubre a través de su intuición, las atrapa de la
realidad cotidiana y las plasma en estos bocetos que hoy salen a la luz. Sus
dibujos se convierten en lo primigenio, en el primer granito de arena que
Wilfredo tratará de modificar lo menos posible para que la idea conserve el
grado de pureza más elevado. Líneas sencillas que dan lugar a objetos
cotidianos, alguna anotación al margen, afilada, irónica, que cambia el
significado del significante. Expresiones mínimas que sugieren contenidos
máximos, universales.
Esta selección de dibujos nos muestra las ideas básicas de
la mayoría de las grandes obras que Wilfredo ha desarrollado y nos anticipa
algunos de los ambiciosos proyectos que esperan su turno. Encontramos dibujos
enmarcados en la parte central de las paredes, dibujos sin enmarcar en la parte
superior e inferior, procedentes de su exposición en la Sala de Arte Público
Siqueiros (México D.F), y una cartulina de 10 metros que actúa a modo de
retrospectiva del artista aunando los dibujos de algunas de sus obras más
famosas. Entre ellas cabe destacar la polémica instalación Apolítico (2001) consistente en el izado de 45 banderas oficiales
de diversos estados, las cuales han perdido sus colores y adaptado a una escala
de grises, perdiendo así su significado simbólico originario. En Políticamente correcto (2010) o La pelota redonda viene en caja cuadrada (2011)
observamos cómo el artista a través de figuras geométricas hace una dura
crítica a la falta de personalidad en nuestra sociedad contemporánea; figuras
redondas que representarían lo individual, lo subjetivo, se ven sometidas a
fuerzas externas que cuadriculan e impiden el desarrollo intrínseco del objeto,
homogeneizando el grueso de la población y dotándola de un carácter impersonal.
Podemos encontrar esta misma crítica en la performance en la cual una serie de
soldados marchan al unísono aplastando a un limón solitario que queda reducido
finalmente a la nada.
Otra de las características que definen a este artista es la
conversión de lo cotidiano en lo imposible y absurdo. Jugar, se trata de jugar,
de dar nuevas entidades a objetos comunes en nuestro día a día y llegar a
transformarlos en auténticos sueños palpables. Proyectos que rondan la mente de
Wilfredo y cuyos bocetos podemos observar en la exposición, como es el caso de Estadio, consistente en la
transformación de un anfiteatro deportivo en un estanque o El viaje infinito, un circuito a tamaño real en forma del símbolo
infinito que nos llevaría a un viaje eterno, y otros trabajos que ya han sido
realizados como El circo triste (2012)
o Mucho ruido y pocas nueces (2003)
donde un generador eléctrico, un camión de agua, mangueras y una bombilla se
disponían exclusivamente para regar una ridícula plantita.
Sus proyectos siempre son ambiguos, sorprendentes,
resultando a veces incomprensibles por verse reducida la metáfora a límites
demasiado sutiles. Por eso Wilfredo reconoce que el trabajo de investigación
del espectador es fundamental y alega que utiliza el humor como guía de
aproximación a la obra para que el público opte por participar en ella. Sus
objetos, de clara influencia duchampiana, aunque Prieto busque huir de
cualquier cliché, resultan ingeniosos, novedosos y sobre todo dan mucho que
hablar. Conversaciones que se dibujan en sus bocetos, diálogos íntimos que
plasma en forma de líneas definidas que bien podrían ser fruto de reflexiones
propias de una tarde de café, quizás de “un café con Di”.
Marina Avia Estrada.
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