Jorge Perianes en la Galería Max Estrella
Del 31 de Enero al 6 de abril
Calle Santo Tomás, 6 Patio
Marta Cruces Díaz
Celebración del hombre ausente
El paso del tiempo simbolizado a
través de dos copas que emulan un reloj de arena, la naturaleza rompiendo las
barreras que la separan del entorno del hombre, el engaño visual de un espejo
que da lugar a una imagen doble y en ocasiones distorsionada.
La exposición que Jorge Perianes
realiza en la Galería Max Estrella es una muestra de los rasgos que tiene toda
su obra. Es la primera vez que este artista expone en solitario en esta galería
con la que ya trabajó en 2012 con Caminar la línea, una exposición
comisariada por Marlon de Azambuja, en la que un grupo de artistas como el
mexicano Alejandro Almanza reflexionan acerca del equilibrio, intentando
definir lo que es la línea.
En esta exposición individual,
Perianes se hace eco de sus temas más cultivados como es el caso de la naturaleza
y su conexión con el mundo, o el uso del medio en el que se encuentra como
parte de la obra. Objetos con significado ambiguo y piezas que parecen en una
situación de ingravidez, amenazando con caerse.
Las obras pueden dividirse en
tres tipos: unas son de formato grande y amenazador como las enormes piedras
que se apuntalan en partes del pasillo de entrada a la galería; también existen
objetos que hablan acerca de la sexualidad o del engaño visual como el pedestal
y el espejo o la copa a punto de rebosar, y aquellas piezas que reflexionan
sobre la pintura en relación al objeto como el cuadro del que surge la palmera.
Si algo se repite en la obra de
Jorge Perianes es la no-presencia del hombre. Es un eterno ausente del que es
incapaz de dejar de hablar. Existe porque podemos ver los restos de las
acciones que ha realizado pero no se encuentra presente, lo que lo hace más
frustrante aún. También realiza un eterno retorno con respecto al uso del pladur,
este material de yeso tan fácil de manipular en el que puede realizar
incisiones o, directamente, romperlo para crear espacios.
Como ejemplo de estos dos
conceptos en la exposición se pueden citar tanto la sala en la que nos
encontramos con copas en distintos estados, como la jaula de la que ha huido un
pájaro para atravesar el muro de pladur. Las copas llenas a rebosar, rotas,
caídas o apiladas son objetos poéticos que abandonan su condición de objetos
cotidianos y obtienen una dimensión literaria en la obra de Perianes.
La luz es también muy importante
en esta exposición ya que ayuda a dirigir la atención del visitante, además de
aportar intimidad, así como forma parte de la obra en sí gracias a las sombras
que proyectan los objetos y la tridimensionalidad que le da a la exposición.
También para esa tercera dimensión es fundamental la colocación de la sala de
los objetos, ya que su premeditada localización marca el camino que debe seguir
el visitante.
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