Sin Título. Jorge Perianes
Galería Max Estrella
Del 31 de enero al 6 de abril
Ágata Soto Salafranca
Desde finales de enero la galería Max Estrella acoge la obra
de Jorge Perianes, un joven artista de origen gallego que, aunque especializado
en pintura, como podemos ver en esta exposición toca y atiende a distintas
disciplinas. A pesar de ser ésta la primera intervención en solitario del
artista en la galería, ya pudimos disfrutar en ella parte de su obra, junto con
la de otros, durante el año pasado en Caminar
la línea.
La muestra se nos ofrece como una escenografía de un gran
sentido enigmático y simbólico, como un decorado en el que Perianes nos quiere
introducir. Intención que se consigue desde el primer momento, ya que las obras
nos atraen, nos invitan a acercarnos a ellas a pesar de darnos sensación de
gran inestabilidad, pareciendo que algunas están a punto de desmoronarse como
las rocas afianzadas a las paredes de la galería.
Moviéndose en los parámetros vinculados con lo ingrávido, la
naturaleza, los animales o el hábitat del ser humano, sus piezas – completamente
adecuadas al espacio expositivo – se encuentran desprovistas de cualquier
elemento superfluo y ornamental. Mediante una estética muy depurada, sus originales obras muestran una
dimensión simbólica que vá más allá de lo presentado. Los objetos ordinarios, que
son extraídos de sus coetaneidad, se recodifican y dejan de ser meros elementos
para ser elevados hacia una categoría literaria, abandonando su función
predeterminada a modo de ready-made.
De esta forma, el objeto elegido aislado carece de interés en sí mismo, si no
fuera por las transformaciones irónicas y alegóricas que lo incorporan a la
producción artística como un elemento real.
Por medio de estos juegos alegóricos nos acerca a las
inquietudes que se producen en su cabeza, como la muerte, el paso del tiempo,
la vida o el ser humano – que aunque no aparezca representado físicamente en su
obra, se encuentra implícito en ella –.
Sus obras nos conducen hacia una reflexión sobre el concepto del ser
humano en todos sus ámbitos. Sin embargo, esto lo lleva a cabo sin plasmarlo
directamente, ya que lo hace de una forma sutil y amable, a modo de fábula. Es
decir, se trata de una manifestación que persuade al espectador de manera
empática, con una perspicacia delicada que no busca la aspereza del mensaje,
pero sí una provocación. Por ello, la originalidad de sus obras se hace más
evidente al prestar atención a este lenguaje irónico y satírico a la hora de
intentar representar el vacío y desánimo propio del ser humano. Esto se ve
reflejado claramente en sus escaleras, que para nuestro desasosiego no conducen
a ningún lugar.
La misma perspicacia la emplea también para engañar a
nuestro ojo con sus copas o espejos, produciendo trampantojos definidos por
líneas que son y líneas que parecen. Un trompe l’oeil que produce
la sensación de no estar encontrando el nexo con la obra, un sentimiento de no
percibir la conexión con el mismo objeto con un poder de atracción tal, que
parece llamarnos a gritos para que nos acerquemos a mirarlo.
El proyecto de Jorge Perianes sorprende sobre todo por su
poderosa efectividad, haciendo que nos encontremos de frente con el más
profundo surrealismo, encerrado en un discurso que aprovecha inteligentemente
el espacio que se le brinda, donde nos muestra su extenso dominio de las
técnicas escenográficas.
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