domingo, 3 de febrero de 2013

LOS DEMONIOS FANTASMAGORICOS DE BERNARDI ROIG



Bernardí Roig, “Coleccionista de obsesiones”
Museo Lázaro Galdiano. Del 25 de enero al 20 de mayo 2013.

Delphina Tonnard (Erasmus)

LOS DEMONIOS FANTASMAGORICOS DE BERNARDI ROIG
            Días enteros sin poder escribir. Leyendo, y leyendo, y triturándome el cerebro de tanto leer sobre Bernardi Roig.  Su obra y pensamiento, sumamente interesantes, me superan, o por lo menos parecen superar mi capacidad a establecer una critica digna de interés en 600 palabras. Tomemos esta incapacidad como punto de arrancamiento. La dificultad de expresarse y de comunicarse al mundo es, de hecho, un tema fundamental en el trabajo del artista mallorquín que presenta actualmente su ultima exposición intitulada “El coleccionista de obsesiones” en el Museo Lazaro Galdiano.
            El silencio angustiado, debido a las fallas y al carácter superficial de las relaciones entre los seres humanos, es el sentimiento que nos puede transmitir la figuras blancas que pueblan los jardines y salas de la Fundación. Reveladas por una luz fría, cruda, cegadora, todas estas esculturas provienen de un mismo molde : ojos cerrados, mueca de sufrimiento y de esfuerzo, pantalón caído y desabotonado, descalzo, el torso desnudo, y una fisionomía lejana del canon de belleza, con una pansa prominente y privado de cabello. Aunque el modelo original provenga de su entorno cercano, el proceso de repetición de la misma silueta tiene como resultado el anónima y la banalización de aquella figura. Podría ser cualquier hombre, y cualquier hombre podría reconocerse en el ; como un “ciudadano de a pie”.
            De alguna manera, Roig presenta una colección de un tipo de figura humana -realizada en serie como clones- que se convierte en el objeto de la reproducción técnica, a cual están sometidas las obras de arte mas o menos desde un siglo, como lo analizo Walter Benjamín al final de los anos 1930. El autor alemán considera que la desaparición del concepto de obra de arte única tiene por consecuencia la muerte de su aura, es decir, el poder de fascinación que impone una obra de arte. Sin embargo, Roig juega de manera evidente con el propósito bastante radical de Benjamín en el hecho que sus esculturas atraen tanto como repulsan : por un lado, todas corresponden a una fuente de luz que llama la atención en el medio de la oscuridad, y luego intrigan por el aspecto absurdo del personaje. Por otro lado, la luz blanca -como dice el artista en su entrevista con Yuriko Takahashi- “evita que el ojo se acomode a la imagen”, y mantiene una distancia con el espectador. Aunque sean atractivo, las esculturas permanecen inaccesibles y misteriosas. A través esta paradoja, Roig evoca un drama y una frustración constante : la imposibilidad de conocer, de sondear el alma de su semejante.  
            Los “fantasmas” de Bernardi Roig me impactaron mas que todo por su acerba ironía : gracias a una escenografía que distribuye  las esculturas en lugares inhabituales, y a las posiciones curiosas de las figuras mismas, el artista logra perturbar no solo la percepción del espectador, sino también su interpretación : la acumulación de pistas de lecturas puede trastornar el que mira, sorprenderlo, y a lo mejor activar su imaginación. Sus trabajos Ejercicios para parecerse a Fabio Zanchi (2009) y Practicas para ocupar el jardín de la FLG (2012) son dos ejemplos de la investigación original que ha hecho Roig con el espacio exterior de la Fundación : la primera escultura esta colocada sobre el tronco de un árbol, y la segunda parce atrancada contra un ángulo del edificio. La citación a la película Blow up de Antonioni (1966) es evidente en la puesta en escena : ha pensado el recorrido del jardín como un juego de pista, en cual los fantasmas se encuentran donde no los esperamos, y adquieren un alcance mórbido mas aún pronunciado. Adentro, persisten en esta dimensión lúdica, comunicando a la vez con las obras antiguas de la colección Galdiano, con la fisionomía del museo y el espectador. La interacción de los tres (o cuatros) elementos es esencial : la proximidad entre arte contemporáneo y moderno renueva la percepción de cada uno, propone una reflexión sobre el espacio museográfico al mismo tiempo que una narración entre las obras, activadas por el visitante al pasearse entre ellas.
            En mi punto de vista, el tema global de este trabajo -que se puede generalizar a toda la obra de Roig- son las contradicciones del ser humano. Y la principal seria la tensión entre la vida y la muerte, Eros y Tanatos. Recordemos que “orgasmo” quiere decir “pequeña muerte” por su etimología. Me divierta también que la palabra “fantasme”, muy cercana de “fantasma”, quiera decir “deseo sexual” en francés. Roig se preocupa de revelar lo que todavía permanece tabú en nuestra sociedad : la pulsión sexual como parte esencial de nuestra animalidad y las consecuencias que pueden tener estas sobre la consciencia -y el inconsciente-, que nos diferencia justamente del animal.

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