domingo, 3 de febrero de 2013

Luz erótica



Bernadí Roig. El coleccionista de obsesiones
Museo Lázaro Galdiano. c/ Serrano 122.

Elena Zaccagnini Catón



El Museo Lázaro Galdiano presenta, entre el 25 de enero y el 20 de mayo, una selección de obras de Bernardí Roig (1965), uno de los artista españoles más reconocidos internacionalmente, quien presenta una selección de sus obras en una muestra comisariada por José Jiménez.

Distribuidas por todas las plantas del Museo, junto a la colección atesorada por su fundador, encontramos las obras de Roig en las que el realismo de la escultura se contrapone con la utilización de tubos fluorescentes, que inevitablemente nos recuerdan a las obras minimal de Dan Flavin, pero con las que no tienen más en común que el material utilizado, ya que lo que persigue el mallorquín es una obra más expresiva y erótica que las frías obras de los minimalistas. A partir del uso de estas técnicas, que podemos considerar más tradicionales -el dibujo, la escultura, o el grabado-, reflexiona sobre temas contemporáneos tales como la configuración de la sociedad, la incomunicación, la soledad, o la muerte.

También plantea otros temas como el voyeurismo, el cual presenta a través de la mitología clásica en su obra Acteón devorado por sus perros (el sueño de Diana) (2012), o citando directamente la película de Antonioni, Blow up, a través de la obra del mismo nombre, un archivo de imágenes que, a modo de las Boite-en-Valise de Duchamp, documenta el proyecto llevado a cabo por Roig en el Parque Regional de Tournay-Solvay en Bruselas, de cuyas obras una de ellas es presentada en esta muestra, Prácticas para ocultar un cuerpo (el cadáver) (2009).

El elemento principal que encontramos en la obra de Roig es la luz cegadora que emana de los fluorescentes, la cual establece un diálogo con la figura, aportándole más realismo al dejar ver cada detalle de la misma, y cuyo resplandor configura el lugar que ocupa la obra dentro del espacio. Apoyándose en su luz, el artista construye la escena a la manera pictórica a través de la cual busca la posibilidad del misterio, luchando contra un mundo demasiado visible, lleno de imágenes, donde no hay lugar para la ambigüedad. En este sentido, destaca su obra Ejercicios de Invisibilidad (2012), un video en el que vemos al propio artista con los ojos sellados y una luz sobre su cabeza vagando por el museo. En este video, encontramos un tema muy trabajado por Roig a lo largo de su trayectoria, la ceguera, la cual representa la imposibilidad de mirar de los hombres, que viven en un mundo desquiciado en el que la visión interior ha desaparecido. Así, Roig al igual que hizo Antonioni en Blow up, pretende enseñarnos a mirar.

La teatralidad de las escenas no deja indiferente al espectador, quien se topa con estas figuras en el lugar más insospechado del museo, siendo obligados por el artista a enfrentarse a aquello que personifica sus más profundos y salvajes deseos. A través de sus blancas y obsecenas figuras, Roig presenta las múltiples identidades del hombre contemporáneo, quien se ha visto cohibido por la sociedad actual, la cual le ha prohibido mostrar su forma más erótica y sexual. Este tema aparece representado en la obra de Roig, Prácticas para la Infidelidad (Melancolía II) (2012), en el que plantea estos temas a través de la figura de Bethsabe.

La obra de Bernardí Roig, cargada de influencias, entre las que destacan especialmente la recibida por el escritor Thomas Bernhard, y de una estética barroca en algunos caso excesiva, es sin embargo de una sinceridad tan directa que sobrecoge y cohibe al espectador, quien se siente como un intruso al contemplarlas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario