lunes, 18 de febrero de 2013

Tomando un café en el laboratorio

Café hecho por Di de Wilfredo Prieto
Galería Nogueras Blanchard, Calle Doctor Fourquet nº 4
2 de febrero al 30 de marzo
Marta Cruces Díaz

Al entrar por primera vez en la exposición Café hecho por Di de la Galería Nogueras Blanchard me quedé ojiplática sin ser capaz de comprender qué hacía yo allí y por qué aquello estaba expuesto y es que lo que veía ante mí me recordaba peligrosamente a los esbozos realizados en mis interminables libretas. Procuré respirar hondo y observar los dibujos que, aunque enaltecidos gracias a los marcos, me seguían impresionando por su sencillez. Quizás algunos revelaban el talento de un dibujante pero la mayoría eran trazos acelerados de quien trata de mantener una imagen que ha cruzado su mente como si de un rayo se tratara.

Algo que me ocurre constantemente con el arte contemporáneo es que necesito que me sea explicado, buscar información y volver a enfrentarme con la obra. Por eso cuando regresé a la galería por segunda vez, en aquella ocasión contando con la presencia del artista, quise tener los oídos bien atentos para comprender el significado de aquel batiburrillo.

En palabras de Gerardo Mosquera, curador que estuvo relacionado con la edición del catálogo de la exposición Amarrado a la pata de la mesa que se celebró el pasado año 2011 en el Centro de Arte 2 de Mayo de Móstoles, la idea sencilla junto al objeto dan como resultado el significado máximo y es que la obra de Wilfredo Prieto (Sancti Spritius, 1978) se caracteriza por ser directa, sin demasiados aderezos simbólicos.

Otra característica que rebosan sus obras es la presión de la realidad, para ello utiliza una imagen cotidiana, con todo lo que ello conlleva, huyendo de la metáfora y lanzándonos a la simple y llana cotidianidad. De ese modo se desvincula, a mi parecer, de la idea de un artista como superior al visitante o de genio creador ya que la obra en ocasiones parece tan sencilla que parece haber nacido orgánicamente, sin que una mente la haya conjurado.

La exposición es, quizás, una muestra muy introspectiva para el artista ya que en ella ha volcado sus más profundos pensamientos en un estado embrionario. Trabajos exitosos, trabajos que conforme ha pasado el tiempo le han decepcionado, proyectos que prefirió dejar como estaban en el papel, otros frustrados que nunca pudieron llevarse a cabo y otros que aún son proyectos. Wilfredo Prieto desnuda su mente, adentrándonos en su particular laboratorio durante la producción de diez años.

Desde una mancha que cuando te acercas te das cuenta de que es un mapamundi, una gran cartulina que nació como un esquema para una exposición que nunca llegó a realizarse, o el esbozo varias veces repetido, como si de una obsesión se tratase, de una carretera con el trazado de un símbolo de infinito que no empieza ni termina nunca. Café hecho por Di es como entrar en la mente de Wilfredo Prieto y, sabiendo aquello, te sientes como un extraño sin derecho a encontrarte allí.

Aunque, hay que aceptar que, si no sabes eso o no hablas con el artista, sientes que te han tomado el pelo en la galería y das vueltas sobre ti mismo preguntándote si habrá alguna cámara oculta apuntándote desde la que algún inaprensivo te señala y se ríe porque has caído en su trampa. Personalmente me costó trabajo comprender la exposición y más aún realizar esta crítica puesto que no tenía claro cómo enfocarlo.

Al final, lo mejor que se puede hacer ante una muestra de este calibre es pensar que el artista nos está ofreciendo sus pensamientos más íntimos, tanto pasados como futuros. Sólo queda preguntarse si en el futuro visitaremos una exposición en la que una patata levita en el aire, riéndose de la ley de la gravedad.

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