domingo, 17 de febrero de 2013

Laboratorios de papel


Café hecho por Di
Wilfredo Prieto
Galería Nogueras Blanchard, Calle Fourquet, 4, Madrid
2 de febrero – 30 de marzo 2013

Paula Fayos Pérez

Wilfredo Prieto (Cuba 1978) dice que el artista contemporáneo es como un arqueólogo, que se dedica a desempolvar lo que la realidad comunica por su propia esencia. Su metodología fue destilada por Gerardo Mosquera en la ecuación “idea aguda + artefacto simple = máximo significado”. En La Habana la carrera de Bellas Artes es tan larga como la de música en España y constan de rasgos semejantes: a lo largo de trece años en los grados elemental, medio y superior, se aprende toda la tradición de arte clásico antes de tener la “licencia” para romper las normas y comenzar un discurso propio; porque como el profesor Agustín Bustamante dijo una vez, “no es lo mismo licencia que solecismo”. Prieto se formó como pintor y sin embargo no pinta, haciendo todo tipo de prácticas artísticas. Algunos de los artistas que más han influido en su trabajo son Cildo Meireles (arte conceptual), Félix Fernández-Torres (minimalismo) y Ana Mendieta (performance y body-art). En 2008 gana el premio Cartier, uno de los más prestigiosos en la actualidad, confirmando el éxito de su trayectoria. Oficialmente su obra se considera enmarcada en el arte conceptual, pero el autor dice que no está interesado en el minimalismo ni en el conceptualismo; asegura que su obra se define por sí misma, sin prejuicios ni etiquetas. Es un artista que trata de alejarse de formas artísticas tradicionales y distanciarse de “cercanías evidenciales” o contextos, sin por ello dejar de aprender de lo que le rodea. De hecho el proceso es inverso: construye su obra desde un punto de vista naíf, quam tabula rasa, siendo más tarde cuando identifica posibles afinidades estilísticas.

Ésta es su primera exposición de dibujos en papel, recogiendo más de cien ejemplos de trabajos desde sus años de estudiante en el Instituto Superior de arte de La Habana, hasta su exposición más reciente en México D.F. (Sala de Arte Público Siqueiros). Estos dibujos actúan en paralelo de sus otras obras y el autor afirma que es como primero las visualiza antes de construirlas. Se exponen bocetos preparatorios que han dado lugar (o no) a proyectos ya expuestos o a aún por llevar a cabo. Sorprendentemente, observamos que algunas sofisticadas realizaciones han surgido de dibujos simples y aparentemente inocentes, como ocurre en el caso de Avalancha (2003) o Grúa (2007). La idea que vertebra la exposición es que la galería es un laboratorio gigante en el que se realiza una experimentación constante. Como los bocetos de Leonardo, resultan apuntes inspiratorios que desembocan en un trabajo de taller. A modo de moleskine pictórica o cuaderno de campo, el artista recoge imágenes formando un archivo personal y único, basándose en la fuente de inspiración que es la realidad cotidiana e incluso la imaginación o el inconsciente. Así, una taza de café se convierte en una nueva Olympe.

La obra de Wilfredo Prieto no es ambiciosa, es sencilla y aparentemente trivial y sin embargo transmite ideas cautivadoras; pequeñas grandes verdades. Contiene originalidad y reflexión, a través de unas técnicas misceláneas e inclasificables. Su imaginario es un personal colectivo: temas de interés para el autor, pero también para el espectador, el cual se siente identificado con sus libros en blanco o sus burros tirando en direcciones opuestas. En la entrevista de Havana Cultura, Prieto dice que no cree en la censura y que el arte, al igual que la plastilina, se adapta; como el agua, siempre encuentra una salida. Por tanto nos encontramos frente a un arte dúctil, que mezcla elementos de diferente función y campo sensorial creando singulares metáforas; un arte que posee tantas contradicciones como su autor y su público. 

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