lunes, 11 de febrero de 2013

CUADERNO DE BITÁCORA

UN CAFÉ PARA DI Wilfredo Prieto
      Galería Nogueras Blanchard
02 de febrero – 30 de marzo del 2013

“Las ideas están en la realidad, como las nubes. Uno las ve y puede tomarlas”
Wilfredo Prieto

Un café para Di, es el enigmático título de la exposición que el artista cubano Wilfredo Prieto presenta estos días en Madrid. Se trata de la primera vez que muestra al público su producción sobre papel. Un corpus de trabajo amplio y desconocido que realiza en paralelo a sus vídeos, performances, instalaciones o esculturas. Prieto se vale de dibujos, esquemas, gráficos o bosquejos para captar esas ideas que están en la realidad y que, como agudo observador del mundo, atrapa para realizar sus obras. Sobre el papel deja constancia de lo acontecido y de lo que está por acontecer, por eso algunos de los proyectos presentes en la Sala aún no han sido ejecutados. En definitiva, un diario para navegantes de valor artístico y documental que ha ido confeccionando de forma espontánea desde su época de estudiante en el ISA (Instituto Superior de Arte de La Habana) hasta nuestros días y que la galería preserva ahora de injerencias externas, a modo de bitácora.
Paradójicamente, el dibujo que da título a la exposición “Un café para Di”, no tiene que ver con sus proyectos artísticos, sino con su entorno personal. Viene a sugerirnos que vida y obra son la misma cosa para Wilfredo Prieto. Su trabajo parece fluir con tanta naturalidad que uno se pregunta si no formará parte de sí mismo. En el lado opuesto de la sala, sobre una enorme cartulina, ha dibujado esquemáticamente sus obras más emblemáticas hasta el año 2010 creando un continuum, un atlas autorreferencial en el que sus creaciones hayan un punto de encuentro y diálogo. Las piezas interactúan sobre el soporte y dan lugar a nuevas lecturas demostrando que, a pesar de su aparente disparidad, existe entre ellas un nexo común que revela la coherencia de un trabajo valiente, crudo, compacto y riguroso que le confirman como uno de los creadores más interesantes y prometedores del panorama artístico actual. Prieto saltó a la escena internacional desde la valiosa plataforma  que constituye la Bienal de la Habana. Gerardo Mosquera, que ha sido uno de los críticos/comisarios que más han apoyado su carrera, definió gráficamente su trabajo en la revista Art Nexus mediante la fórmula “Idea neta + obra sencilla = significado máximo", resumiendo: poco ruido y muchas nueces. Podríamos situar la obra de Prieto en la estela de artistas como Francis Alÿs, Carlos Garaicoa, o el mejicano Gabriel Orozco. Referentes mucho más lejanos, pero innegables, serían el ready-made duchampiano, el movimiento Fluxus y el conceptual de Joseph Kosuth.
Wilfredo Prieto trabaja a partir de la contingencia de lo cotidiano y banal transformándolo mediante acciones -a veces insignificantes, a veces espectaculares- para abordar temas de calado universal. Algunos de sus trabajos más conocidos consisten precisamente en la contradicción de realizar un acto nimio e irrelevante mediante una parafernalia excesiva. Señalaríamos en esta línea la famosa performance Amarrado a la pata de la mesa, que dio título a la exposición que el CA2M le dedicaba en el 2011. Como contrapunto, piezas mínimas sobre las que apenas interviene. Claro ejemplo de ello sería Estrella muerta, que consiste en una cerilla apagada. Otras, basadas en la literalidad entre título y obra, como El tiempo es oro o El vaso medio lleno. Frescura, espontaneidad y claridad de ideas se resumen en estas últimas. Destacar por su belleza y monumentalidad Avalancha, obra en la que realiza una sorprendente composición decreciente con objetos cotidianos colocados en escala que van desde el Coco taxi habanero, hasta un grano casi invisible.
Ha creado también obras de cierto cariz político, Discurso muestra las páginas del diario propagandístico cubano Granma convertidas en rollo de papel higiénico y en la conocida instalación Apolítico reinterpreta en escala de grises todas la banderas del mundo reconocidas por la ONU.


Es llamativa la querencia de Prieto por los fluidos más variados. A veces orgánicos o corpóreos, a veces artificiales. Mezclados y en estado puro: orina, café, petróleo, cerveza, leche, cuba-libre, etc. En ocasiones los presenta extendidos sobre el pavimento, confundiéndose con charcos espontáneos. Pueden ser tan siniestros como la enorme mancha de sangre al lado de una piedra (que nos remite a la escena del crimen benjaminiana) o tan familiares como la limonada (con un par de cojones). Estos líquidos, al expandirse, dibujan formas aleatorias que dan lugar a múltiples interpretaciones (como el temible test de Rorschach), pero observando las caprichosas figuras que adoptan, pienso en cartografías, o en el contorno de un paisaje isleño, como el del artista, configurado al fin y al cabo por la acción del agua.

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                                                                                                                                      Fuencisla Miguel

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