sábado, 16 de febrero de 2013

THE ARTIST IS PRESENT


THE ARTIST IS PRESENT
Wilfredo Prieto, Café hecho por Di
Exposición del 2 de febrero hasta el 30 de marzo de 2013
Galería de arte NoguerasBlanchard

Por Itzíar Ramos Ricoy


Entonces no estaba en lo cierto, mi idea no se asimilaba a la del artista, ahí no había concepto de “wunderkarmmer” ni había nada; bueno quizá algo sí. No quiero parecer pedante, pero tampoco ingenua, y es que he entrado dos veces  a esta exposición de Wilfredo Prieto (Sancti Spiritus, 1978), y he salido con la misma idea  ¿cruel?, hoy por hoy… NO.

“Salir del paso”, la malévola idea que me invadía por dentro mientras pensaba en mis apuntes abstractos sobre ideas en potencia, suena muy forzosa al inicio, y digamos que tampoco debemos de exagerar posicionándonos como eternos forofos del Guardián entre el Centeno o El Cazador Oculto, pero  con esto quiero trasmitir seriamente la impresión que me dio incluso posteriormente a la charla del artista. Habiéndome ya informado sobre Prieto y su obra, no llegué a comprender el mero hecho de que no existiera un diseño tal y como los que encontramos allí; sobre la idea general de exponer de esa manera en la galería NoguerasBlanchard. ¿Es quizá esta muestra una parafernalia o “excusa” para simplemente exponer; para vender o para salir del paso?

The Artist is Present, un film/documental dirigido por Matthew Akers, con la colaboración de artistas como Ulay o Frank Uwe Laysiepen, Marina Abramovic como es lógico y David Blaine un ilusionista y acróbata. No es que vea una relación estrecha o directa entre este tipo de documental sobre el arte de la serbia Abramovic y del cubano Wilfredo Prieto, pero sin embargo veo un acercamiento a la hora de querer “plantarse” en la escena pública, en la escena mercantil, en ese momento de crisis en el que se reivindica un protagonismo del artista, como bien aclara Marina Abramovic en el film: “I want to be a real form of art before I die!”.

“Idea neta-obra sencilla-significado máximo” esta definición o en mi opinión “croquis verbal sencillo de significado máximo” que Gerardo Mosquera atribuye a la, atención, obra escultórica, y también digamos de “potra” a la del papel, nos deja que desear por parte de esta visión crítica hacia la obra, en todo caso respetable, pero que vemos como una vez más intentamos posicionarnos en un juego de “peloteo conveniente” que no llega a ninguna parte. En toda la hoja informativa de la galería, no hay un solo momento en el que se delate la idea, para mí, principal de la exposición; y hablo de aquel contraste entre ideas venidas a más o puestas en marcha y aquellas totalmente frustradas y que no llegarán jamás a nada. Sin embargo la galería apuesta por cierto tipo de descripciones como: “presentación de decenas de dibujos que anticipan proyectos o ideas de exposiciones por realizar”.  Esto unido a una definición de la obra demasiado Hypster para mi gusto; “entre el dibujo naïf y la materialización sofisticada”, que podríamos quizá oír sólo en una conversación de modernos típicos del Nasty tras venir del taller Amar en Tiempos Hipster en el Matadero de Madrid.

Pero llega un momento dado en el que dudo de quién pueda ser el culpable de este “ritual performativo” o “preliminar sexual”, si de aquel que da la idea, o el que la acepta. En este caso debo decantarme por la galería, y su poca humildad a la hora de poner en situación al visitante. En mi lugar habría dicho la verdad y nada más que la verdad en este papel, hablaría de ese carácter en general de la obra del autor, contrastada con sus ideas iniciales, tanto frustradas como no, o simplemente de su “arqueología cotidiana”, ese don que tiene el artista para petrificar un aspecto banal y enfatizaría en algo de lo que sí habla, el “espacio-taller”, algo que ya me viene recordando a la pequeña muestra de fotografías, diseños y demás material que Bernardi Roig sitúo en La Fundación Lázaro Galdiano, provocando como Prieto un striptease de su arte.

Al mismo tiempo, Wilfredo ya argumentó en su charla en la misma galería, sobre la forma en la cual daba lugar a estos extractos de experiencia, recogidos en muchos casos de modelos de la misma realidad, esto acaba reportándome así a los famosos depósitos de cadáveres que artistas como Delacroix visitaban para tomar apuntes en bocetos de amputaciones varias. Quizá esta idea de “wunderkammer” o cámara de las maravillas no se encuentre tan distante de lo que pensaba.

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