sábado, 23 de febrero de 2013

Sin titulo, Perianes


Sin título
Gabriela Rodríguez Riva Palacio

La obra del artista gallego, Jorge Perianes, se expone una vez más,  sólo que ahora de manera individual, en la galería Max Estrella. Esta muestra nos invita a pensar y ver al ser humano de forma abstracta e invitando al espectador a ser parte de la obra como un reflejo de sí mismo en cada momento. El hombre  es  conceptualizado de forma que se muestra ausente en su propia obra; nos podemos ver un cuerpo humano o un retrato, más todas las acciones que realiza el mismo son las que generan cada una de las piezas de dicho artista. Un ejemplo interesante, es la primera obra que está entrando a la galería: El cigarro en el espejo, pero quien ha apagado esas dosis de nicotina en el reflejo humano, quien ha osado quemar lo único que es propio.

De distintas formas el hombre se ve reflejado, ya sea en la mordida de una manzana, en una escalera flotante o en múltiples espejos. Pero un reflejo que me atrajo de sobremanera fue el ver mi cara distorsionada en una copa rota… al momento de entrar a la sala, donde la luz difusa apuntaba a cada una de las copas, como si esas obras contaran una historia, historias de un bar; una canción sonaba en mi mente, el buen Andrés Calamaro diciéndome al oído “mozo sírveme la copa rota, sírveme que me destroza esta fiebre de obsesión…”  y cada trozo de la copa que esta sutilmente colocado me hacía pensar en la fiesta y en el arte como un arma de dos filos. Puede ser tan divertido y alegre como tú quieras o tan doloroso y nostálgico; así como el llanto que se derrama suavemente por la copa que está repleta de licor. Misma obra que guiaba a aquellas dos copas semejando un reloj de arena, marcando el tiempo del que pasa a través de cada trago. El reflejo de una copa en otra, el tiempo transcurrido y el que está por ocurrir, entonces, ¿dónde queda el presente?  Podría estar en la roca que sostiene esas dos copas; no lo sé, no está en mí.

El joven artista reveló la verdad acerca de estos objetos reflejantes y mochos.  Un amigo suyo trabaja en un bar donde, indudablemente cada noche las copas caen y éste se las regala a Perianes. Jorge logra tocar la poesía en objetos que podrían ser considerados como basura; toma lo que ya no sirve para convertirlo arte. El hecho de saber cómo colocar las piezas sueltas para crear un nuevo objeto. Y reflejándonos entre copas una extraña intervención en la pared nos ataca; una palmera escala miniatura que sale de un cuadro donde se proyecta el Caribe. La palmera como objeto rompe las dos dimensiones del cuadro para crear un espacio, con otro eje, que apunta hacia el centro de la sala de copas, el centro de la fiesta.

La exhibición del artista Jorge Perianes es un conjunto de todas sus obras ya expuestas en otras veces; nada nuevo, piedras sostenidas por pilares, espejos, escaleras, naturaleza y copas. Esta  pintoresca exposición no es más que Jorge y lo de siempre, yo preferiría que este joven artista nos ofrezca algo nuevo, no digo que su obra sea mala; al contrario. Espero que en las próximas muestras de este artista, ya sean colectivas o individuales, nos regale algo nuevo, interesante y que nos deje pensando una vez más en esas intervenciones del hombre en todo lugar. Aunque esta exposición fue analizar las mismas obras, ya hechas, contiene esta mezcla que define a al artista, lo que hace que el sea Jorge Perianes y no alguien más. 

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