domingo, 17 de febrero de 2013

obsesión, recuerdo


Bernardi Roig
Gabriela Rodríguez Riva Palacio
El ser humano de hoy en día vive en una depresión impresionante. Donde la muerte, el erotismo y la melancolía son sentimientos, con los cuales vivimos día a día. La  Fundación Lázaro Galdiano le abre sus puertas a unos luminosos seres extraños que rondan por las colecciones de todo el museo. Sin embargo no sólo de estas esculturas está compuesta la exposición. Bernardi Roig compone una muestra luminosamente lúgubre donde una película que él protagoniza, varias esculturas e imágenes forman parte de este mundo de soledad contemporánea que vive el hombre hoy en día.  Mientras se camina por el palacio contemplado todos los objetos y obras realistas, con los ojos cerrados, alguien te observa. Sin saber quién es ese patético hombre, tu atención se dirige hacia  aquella escultura blanca tamaño real, donde la luz roza tu mirada haciéndote parte de la soledad obsesiva de los artistas contemporáneos.
Bernardi Roig nos regala un pedazo de sus recuerdos, procesos y fantasías; todo lo que alberga la mente, el subconsciente de cualquier humano, pero el de los artistas es un poco más complejo de procesar. Al llegar al sótano donde se encuentra este hombrecillo acercando a la luz para tocarla con la punta de la lengua, te quedas perplejo pensando… y la luz ¿a qué sabe? El placer de degustar lo intangible, pero visual, sólo se le puede ocurrir a un obseso quien demuestra en cada gesto su pasión por juntar la luz. Y a todo esto ¿qué es la luz? Tal vez son todos los tesoros y recuerdos plasmados en una obra plática que abre un diálogo con las otras obras expuestas de manera permanente en las salas. Es decir este viaje a través del tiempo donde Bernardi dialoga con los artistas del siglo de oro por medio de la luz, los recuerdos y las obsesiones de cada uno de los artistas que conforman el museo.
Y este sujeto tan extraordinario que persigue la luz y la atesora dentro de su muerte y ceguera ¿de dónde viene?¿cómo fue creado? Pues el molde donde nace tal hombre es expuesto en el centro de la sala de armaduras del museo, como elemento principal de la sala ya que se encuentra en el centro. Todas y cada una de las esculturas de maniático de la luz están colocadas en puntos clave, como si estuvieran escondidas, como si fueran parte del espectador del museo y no una obra más. Entre las obras del museo, en la ventana, en el jardín, en el sótano, en todos los lugares se encuentra la exposición de Roig como una persona que está visitando el museo y presenciando más que a las obras al quienes las están observando. Eso convierte al espectador en una obra y a la obra en el público, entonces ¿quién es el artista?
De verdad esta exposición no me hizo pensar, me hizo sentir, sentir dudas, miedos, soledad, agonía, ganas de tocar la luz, curiosidad por saber quien me estaba observando y sobre todo me hizo rozar el arte contemporáneo con las punta de los dedos. Una experiencia, que gracias al artista proveniente de Mallorca, nos invita a ser parte de una obsesión que dicho artista plasma en un conjunto de eróticos  bocetos, fotografías y recortes como un trabajo previo a la obra final. Bernardi Roig es un maestro a la hora de representar todo tipo de expresiones relacionadas con el dolor,  la muerte, la soledad, y todos los demás sentimientos de fatalidad humana.

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